por Gerónimo Elortegui
¿Cómo encarar éste filme? Desde todos los puntos de vista termina resultando agobiante y abominable. Es una horrenda muestra de lo que puede lograr un payaso carismático y profundamente siniestro si consigue con su seducción psicopática y su discurso comprador llegar a una grandísima masa de gente, por fortuna imposible en nuestros días. Un megalómano genocida que sin embargo no presenta un carácter ni distante ni frío y que consiguió lo que pretendía. El triunfo de su voluntad.
La dominación de las masas con un discurso único, para que todo el mundo -literalmente- haga lo que a él se le ocurra. Dictar lo que está bien o mal desde una superioridad moral que él mismo impone. Demandar un pueblo sumiso, de rodillas, que no lo cuestione y que obedezca lo que su voluntad dispone. Y miles, millones de personas formando parte de sus simpatizantes y de su ejército. La crítica y la distancia prudencial de estas tipologías son la única defensa contra estos rasgos, generalmente pertenecientes a seres militaristas o extremistas profundamente inseguros, cargados de odio y resentimiento. Que bien podrían terminar como hacedores de este horror. El horror máximo del que puede ser capaz un régimen totalitario y autoritario.
Título Original: “Triumph des willens”. Dirección: Leni Riefensthal. Guión: Leni Riefensthal, Walter Ruttmann. Con: Adolph Hitler y miembros del partido nacional socialista y del pueblo alemán. 1935.
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